El otro día saqué del trastero una vieja mesa, que era de mi tía Beli. Me gusta recuperar muebles antiguos, su diseño a veces tosco y sencillo, posee la calidez de las cosas de siempre , y nos traen recuerdos de quienes un día estuvieron con nosotros y nos quisieron.
Así que me dispuse a arreglarla con un poco de pintura , y pasta de madera para tapar las rendijas.
Pero al final, decidí dejarla (por un tiempo) con su vieja pintura, y hasta con algún goterón de más (estuvo en el estudio de mi madre).
Y decorarla y protegerla un poco con un papel adesivo que compré en el bazar chino, que parece azulejos antiguos (o eso creo yo).
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